¿Qué pasaría si combinamos 7 volcanes, 1 región y 2 motivadísimas mujeres montañistas ?
Descúbrelo en el siguiente relato de Helene Manche, fundadora de Big Mountain Girls.
Entre el 11 y el 19 de octubre del 2025 con mi cordada y amiga Georgette Mell salimos de nuestra rutina, nos tomamos un tiempo para nosotras y nos fuimos a subir y esquiar los 7 volcanes de nuestra región: La Araucanía.
Soy Helene Manche, deportista de montaña especializada en esquí y MTB. He realizado varios ascensos icónicos en ambas disciplinas. También, soy fundadora de la comunidad Big Mountain Girls (@bigmountaingirls) que tiene como propósito capacitar y potenciar a las mujeres para que puedan desarrollarse de manera autónoma y segura en los distintos deportes de montaña.

Georgette (@georgettemell) es guía de montaña ANGM, ACGM y UIMLA. Se dedica a guiar en las montañas más altas de Chile y gestiona expediciones científicas a la Antártica. A nivel deportivo, para mencionar algunos de sus logros, ha subido el Aconcagua en solitario, el Ojos del Salado y cuenta con un intento al Ama Dablam.
Entre las dos contamos con muchas historias de montaña y una gran experiencia para enfrentar un desafío como el que nos propusimos: esquiar los siete volcanes de La Araucanía.
El plan inicial era lograrlo en siete días, pero como muchos saben, la montaña siempre decide. Nosotros los seres humanos nos tenemos que adaptar y este proyecto nos reservó un sin fin de sorpresas.

Después de varios meses de preparación entrenando en el Volcán Rukapillan, nuestro patio trasero, encontramos una semana que las dos teníamos libre y coincidió con una ventana de buen tiempo. Inmediatamente preparamos nuestros bolsos y todo el material necesario, cargamos la camioneta y en la madrugada del 11 de octubre partimos rumbo a Malalcahuello y el gran volcán Lonquimay.
Día 1: volcán Lonquimay, a soltar las espectativas y ¡los esquíes!
Desnivel recorrido: 1250 metros / Desnivel esquiado:1250 metros/ Kms. recorridos: 13
Llegamos con sol y un clima muy primaveral para ascender el Volcán Lonquimay.
Después de unas 3 horas subiendo en randonée, ya estábamos en el filo cumbrero: alegres y felices de estar a punto de lograr el primer ascenso para adentrarnos en nuestro proyecto.
Durante el ascenso nos topamos con muchos amigos y colegas guías. Pudimos compartir y disfrutar de la subida.
Llegamos a la cumbre pasado el medio día; varios grupos ya habían pisado la cima esa jornada.
El Lonquimay es un volcán bastante amigable para iniciarse en el montañismo y dadas las condiciones, muchas personas habían decidido enfrentar el ascenso en aquel domingo soleado.
En la cumbre, nosotras nos enfocamos en hacer el material correspondiente, comimos algo y nos hidratamos antes de prepararnos para bajar.

Al momento de colocarnos los esquíes, tuvimos un momento de desconcentración y los esquíes de Georgette se fueron para abajo de manera repentina, por la Cara Sur, hacia el cráter Navidad.
Los planes para nuestra cordada cambiaron abruptamente y lo que se veía como una tarde entretenida de esquí y con excelente tiempo, se transformó en la búsqueda incansable de las tablas perdidas, por una cara más nevada.
Georgette bajó caminando de manera paralela a la ruta de ascenso normal, preguntando a todos los grupos si habían visto pasar los esquíes y yo bajé un poco más hacia el Este, haciendo una serie de zig- zags más amplios para intentar dar con las quisquillosas tablas.
Cuando llegamos abajo de la Cara Sur no habíamos encontrado nada, así que yo decidí dirigirme hacia el Centro de Esquí para informar de la búsqueda que estábamos haciendo, mientras Georgette seguía en la misión.
Cuando el día ya estaba acabándose, Georgette aún no había encontrado sus esquíes pero yo sí había ubicado a un chico de Malalcahuello, quien había bajado de la montaña un esquí encontrado cerca de la cumbre.
Cuando ya el sol estaba a punto de esconderse, llegó Georgette y nos dirigimos hacia Malalcahuello para recuperar el esquí.
Habíamos logrado recuperar una tabla, pero nos faltabala otra para poder seguir con el proyecto. Tomamos la decisión de quedarnos en Malalcahuello, en el living del amigo de un amigo (@churros_deotromundo) que nos acogió, para volver a subir el Lonquimay al día siguiente y ojalá dar con el esquí, para poder continuar con nuestra misión.
Cuando estábamos armando nuestra aventura, pensamos en realizar el proyecto de forma totalmente autónoma en toda su realización: Nosotras mismas íbamos manejando los tramos en vehículo, no teníamos alojamiento reservado y andábamos con carpa y sacos de dormir para poder quedarnos en cualquier lugar y en cualquier condición. Esto fue una ventaja en varias partes del proyecto porque pudimos tomar decisiones muy rápidas según lo que nos pasaba y lo que nos acomodaba.
Día 2: volcán Lonquimay, una búsqueda solitaria
Desnivel recorrido: 1050 metros / Desnivel esquiado:1250 metros/ Kms. recorridos: 13
Al día siguiente, seguimos con la misión de buscar el esquí que nos faltaba para avanzar con el proyecto. El Centro de esquí Corralco, que estaba al tanto de la situación, nos apoyó permitiéndonos subir a la silla del andarivel, lo que acortó un poco el ascenso.

Llegando más cerca de la cumbre nos enfocamos en buscar el esquí. Nos repartimos la Cara Sur para hacer el rastreo lo más eficiente posible. Las condiciones eran totalmente distintas a las del día anterior, ya que no andaba casi nadie: en todo el día nos topamos con solo dos cordadas que iban subiendo. Estaba totalmente nublado y ventoso por lo que se sentía bastante el frío. No encontramos el esquí mientras íbamos subiendo, así que nuestra parada en la cumbre fue express porque la prioridad era dar con el esquí.
Bajamos nuevamente, al igual que el día anterior, Georgette a pie y yo esquiando haciendo zig zag grandes. Nuevamente no resultó la búsqueda, y yo decidí irme a la camioneta para esperar a Georgette con comida e hidratación mientras ella seguía buscando por la Cara Oeste.
Esa tarde, cuando Georgette llegó, fue un momento bastante difícil, ya que no había logrado dar con la tabla perdida.
Muchas emociones se mezclaron.
Por una parte, dejar un material tan caro en la montaña duele y por otro lado, el proyecto estaba tomando un rumbo totalmente distinto a lo que habíamos imaginado y planificado.
Georgette me propuso seguir con el proyecto, pero adaptarlo un poco, dirigiéndonos hacia el volcán Sollipulli que ella podría hacer a pie al día siguiente (martes) y yo con esquíes.
El miércoles había previsión de tormenta así que podríamos aprovechar de descansar en la casa de los papás de Georgette en Cunco.
Día 3: volcán Sollipulli, en esquí o a pie, ¡tú eliges!
Desnivel recorrido: 1200 metros / Desnivel esquiado: 600 metros / Kms. recorridos: 14
Después de una noche en Melipeuco en la cabaña que nos facilitó un guía de la zona (@elpeuco), llegamos a los pies del Volcán Sollipulli que nos esperaba con un clima favorable. Sabíamos que el porteo iba a ser bastante largo, considerando que la nieve empezaba pasado el bosque.

El aire estaba tibio y a las 10 de la mañana ya me había calzado los esquíes e iba randoneando con polera manga corta. El volcán Sollipulli tiene el cráter más extenso del país por lo cual cuenta con múltiples cumbres, su cumbre más alta se emplaza en su Cara Sur.
Nosotras llegamos por Melipeuco por la cara norte y optamos por hacer una cumbre por la Cara Noroeste distinta y un poco más alta a la que se hace por la ruta “normal” o “comercial” por la cara norte. Tomamos esta decisión para encontrar un poco más de nieve para poder esquiar y también para aportar variedad al proyecto, una vista distinta al cráter y una cumbre un poco más alta.
Para poder montarse a la Cara Noroeste hay que cruzar un zanjón muy ancho, hecho de varios mini zanjones. En esta época del año, incluso, hay que cruzar un pequeño río formado por el deshielo.
La ruta no es muy conocida ni marcada por lo cual fue importante navegar bien para cruzar y salir del zanjón de la manera adecuada.

A las 11 de la mañana ya estábamos en las laderas finales llegando a la cumbre. El viento se había levantado y ya se hacían sentir las señales que se acercaba la tormenta. Esta ruta en sus últimas partes ofrece unas vistas impresionantes al cráter mientras sigue subiendo por unas laderas de 40 grados de inclinación. También contiene mayores riesgos considerando que toda la última parte se hace por arriba de un filo con cornisa. No está permitido un error o un resbalo descontrolado.Logramos la cumbre cuando ya se estaba nublando pero pudimos disfrutar de la vista completa hacia el inmenso cráter.
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Hicimos el material audiovisual necesario y nos refugiamos unos 20 metros más abajo de la cumbre para poder comer algo e hidratarnos. Luego de esto me fui a equipar para poder esquiar.
Pude conectar todo esquiando hasta el cruce del zanjón. Disfruté de la esquiada y me tocaron condiciones de nieve muy ricas especialmente cerca de la cumbre pero obviamente, no fue lo mismo esquiar esta cumbre sin mi cordada que iba a pie.
Llegamos abajo contentas y satisfechas por haber sumado una cumbre más a nuestro desafío y sentir que a pesar de todos los imprevistos, lográbamos avanzar. Llevábamos 3 días subiendo y descendiendo más de 1.000 metros por día, enfrentando imprevistos que nunca hubiéramos imaginado que podrían pasar y el cansancio ya se empezaba a hacer sentir.
Nos dirigimos hacía la casa de los papás de Georgette donde nos esperaba una ducha caliente, una rica comida y un cama calentita para pasar la noche. No sabíamos como iba a seguir el proyecto, aún nos faltaba un ski pero ahora tocaba relajar el cuerpo y la mente, soltar para poder descansar.
Día 4: Descansa y el milagro aparecerá
Desnivel Recorrido: 0 / Desnivel Esquiado: 0 / Kms. Recorridos: 1
Día de tormenta: la mañana lluviosa y no nos quedaba nada más que hacer que descansar. Georgette había empezado a ver las opciones para comprar esquíes nuevos y el plan en el corto plazo era llegar hasta Pucón durante el día para poder conseguir unas tablas prestadas y seguir con el proyecto con los volcanes de la zona de Pucón.
Me acuerdo que estábamos tomando desayuno disfrutando el día de descanso para las piernas, el cuerpo y la mente, cuando de repente Georgette levanta la cabeza de su celular y me grita que ¡encontraron mi esquí!
Sin pensarlo empecé a ¡gritar de alegría también!
Pasaron unos minutos antes que nos pudiéramos calmar y empezar a hablar de lo que estaba pasando: un guía había encontrado el esquí mientras subía con sus clientes. Se había devuelto a Santiago pero había dejado el esquí en manos de una instructora/deportista local de Malalcahuello.
En poco tiempo armamos el nuevo plan: ir hasta Malalcahuello, recuperar el esquí, bajar al Manzanar donde teníamos una posibilidad de alojar en un boulder (@manza.boulder) para subir y esquiar el Volcán Tolhuaca al día siguiente.
Empezamos a armar los bolsos de nuevo, alcancé a dormir mi sagrada siesta y antes de las 3 de la tarde estábamos en la camioneta dirección Malalcahuello, ¡¡listas para nuevas aventuras volcánicas!!
Día 5: volcán Tolhuaca, una cumbre más, un imprevisto más
Desnivel recorrido: 1000 metros/ Desnivel esquiado: 900 metros/ Kms. recorridos: 7
Después de una noche bien descansada con los dos pares de ski y en la calma del boulder de escalada de Manzanar, nos dirigimos hacia la Laguna Caracoles cerca de donde habíamos planificado el inicio de nuestro ascenso.
La tormenta todavía no se retiraba por completo y manejamos con calugas hasta que finalmente empezó a salir el sol cuando llegamos al sector de la Laguna Caracoles. Pudimos llegar bastante alto con la camioneta y nos estacionamos abajo del primer manchón de nieve que encontramos lo que nos permitió el lujo de poder calzar los esquíes casi saliendo del auto. A medida que nos ibamos acercando al Tolhuaca, tomaba consciencia de la peculiaridad y la belleza de este poco conocido volcán. El aire estaba bien frío y en las primeras pendientes superiores a 30 grados nos tuvimos que sacar los esquíes para pasar a los crampones.

El ascenso nos tomó unas 3 horas sin mayores inconvenientes y a nuestro alrededor había hongos de hielo, simplemente espectaculares.
Cuando terminó la pendiente final del volcán, que es como una pala inclinada en diagonal hacia el Este, llegamos a la cumbre, un espacio relativamente plano de unos 3 metros cuadrados. Desde la cumbre se puede observar un cráter semi cerrado enorme y también se pueden avistar cumbres de muchos otros volcanes desde los Nevados de Chillán al norte hasta el Lanin hacia el sur.
Por primera vez, desde el primer día del proyecto las cosas se estaban dando según lo planificado. Estábamos las dos, cada una con sus dos skis en una cumbre mágica con una vista inolvidable. Hicimos el material audiovisual necesario y nos sentamos para comer sin saber que se nos venían nuevos imprevistos para resolver.
En una maniobra en la cumbre, se cayó uno de nuestros celulares por la Cara Norte hacia el cráter. Rápidamente intentamos bajar por la nieve pero la pendiente hacía imposible seguir bajando sin cuerda y equipo de seguridad.

Empezamos a bajar para ver si era posible dar la vuelta al filo cumbrero final y poder llegar al la plataforma del cráter unos 200 metros más abajo de la cumbre. La nieve estaba levemente hielo pero totalmente esquiable para mí, así que me puse los esquíes y ¡a esquiar! Era mi cuarta cumbre esquiada en 5 día y me sentí feliz y orgullosa de lograr avanzar y cumplir con los hitos del proyecto a pesar de todos los imprevistos que estaban surgiendo en el camino.
La esquiada fue entretenida. En la segunda mitad de la pala cumbrera hay una pasada de roca que en invierno es esquiable pero en condiciones primaverales, con menos nieve es obligatorio sacarse los esquies, por unos 50 metros de desnivel, aproximadamente. Justo en la pasada de rocas intentamos pasar por el otro lado de filo que lleva hasta la cumbre para poder conectar con el cráter pero la pasada era muy rocosa y bastante empinada así que, por seguridad y por tiempo decidimos seguir bajando.
La esquiada después de la pasada de rocas fue maravillosa. Era una nieve que acababa de soltar y esquiar era solo dejarse llevar… a la derecha, a la izquierda y nuevamente a la derecha y a la izquierda. Todo era suave, suspendido en el tiempo y el espacio.
Llegamos a la camioneta y ya hacía bastante calor.
Lo bueno de viajar con una cordada mujer es que no te haces la pregunta de si ciertas cosas que considero totalmente naturales son “correctas” o “decentes”, así que llegué a la camioneta y seguí mi instinto. Me saqué la mochila y toda la ropa para estar más fresca, antes de comerme un buen sandwich.
Bajamos hasta Curacautín para poder comprar un celular nuevo. Encontrar un celular y un chip en una ciudad pequeña del sur de Chile no es tarea tan simple y entre la compra y el seteo del equipo perdimos más de dos horas. Al día siguiente según lo planificado nos tocaba ir al Volcán Llaima.
El volcán Llaima para mi era EL desafío del proyecto porque nunca lo había ascendido ni esquiado y todas las veces que lo veía me inspiraba un respeto indescriptible.
Estábamos en Curacautín y ya era tarde, nos esperaban más de 2 horas de manejada para llegar al Centro de Esquí Las Araucarias y me empecé a sentir ahogada. Sentía que todos los imprevistos me hacían perder cada vez más el sentido de mi participación en el proyecto.

Yo estaba aquí para desafiarme a mí misma y ojalá pasarla bien la mayor parte del tiempo. En un proyecto deportivo de gran intensidad generalmente cuando llegan emociones, llegan con una intensidad importante y salvaje. Intenté mantener la calma, reflexionar sobre la manera en la que estaba procesando todo lo que había pasado estos últimos días. Intenté validar todas las emociones y las incomodidades que me llegaban para poder comunicarlas de la manera más ordenada y calmada a mi cordada.
Creo que en este punto del proyecto perfectamente me hubiera devuelto a mi casa. Necesitaba volver a mi centro, a mi propósito. Finalmente decidimos alojarnos en el refugio de los Nevados de Vilcún y tomarnos el ascenso al Volcán Llaima con calma: íbamos a salir más tarde de lo planificado y subir con la calma sin presión.
Llegamos al refugio cuando el sol ya se estaba escondiendo. Aproveché de ducharme, comer algo y me desmayé en la cama hasta el día siguiente, mi cerebro no quería procesar ni una información adicional!
Esta es la primera parte de la gran aventura que vivieron Helene Manche y Georgette Mell en los volcanes del Sur. Continuará…