Cerro La Campana: Por una cumbre sin rayados

El editor de Andeshandbook, Simón Olfos nos relata la campaña impulsada por la Fundación Andes Trek que busca eliminar los rayados del cerro La Campana (1.880 m), ubicado en la región de Valparaíso, Chile


Desde tiempos ancestrales, el cerro La Campana ha representado un hito relevante tanto para quienes han habitado sus cercanías, como también para aquellos visitantes de esta hermosa región de Chile central.

Su valor no solo radica en su belleza escénica, sino también en su importancia ecológica, cultural e histórica.

Desde la década de 1930, muchas personas ya buscaban proteger la riqueza ecosistémica de este rincón del planeta, pero no fue hasta 1967 que se oficializó como área protegida del Estado.

Hoy, además, forma parte como área núcleo de la Reserva de la Biósfera La Campana – Peñuelas, reconocida por la UNESCO en 1984. Esta distinción subraya la necesidad de conservar lugares donde la diversidad biológica convive con la actividad humana, fomentando la investigación científica, la educación ambiental y un turismo responsable.

Como señaló el botánico Otto Zöllner, “el Parque Nacional La Campana se yergue abruptamente por sobre las cimas de la Cordillera de la Costa, con sus rocosas laderas, sus faldeos cubiertos de vegetación endémica y densos bosques esclerófilos. Con representantes de la flora nortina, sureña y aún de la cordillera altoandina, es el centro de la flora chilena (…)”.

Es así, que este cerro es un lugar de encuentro, tanto para las especies de flora y fauna nativa que aquí habitan, como para las personas que disfrutan de la belleza de recorrer sus tan variados senderos. 

Sector de Ocoa, palmas chilenas y La Campana de fondo. 1993. Foto: Andrés Figueroa.

La Campana ha sido especialmente atractiva para cientos de miles de personas que han alcanzado su anhelada cima.

Hoy, su acceso resulta relativamente sencillo: según estadísticas de CONAF, hasta el año 2019, de los sesenta mil visitantes que ingresaron al Parque Nacional La Campana por el día, alrededor de diez mil lograron llegar a la cumbre. Sin embargo, en tiempos pasados, alcanzar ese punto no era tarea fácil, la aproximación y el ascenso constituían una auténtica travesía de varios días, el solo llegar a los pies del cerro ya era una larga caminata desde Limache u Olmué.

Desde este punto privilegiado de la cumbre de La Campana, en el año 1834 el naturalista Charles Darwin pudo disfrutar de uno de los mejores miradores naturales de esta zona de la Cordillera de la Costa, logrando, como muchos, divisar simultáneamente la Cordillera de los Andes y el basto océano Pacífico.

Sin embargo, las rocas ahora cuentan una historia diferente: cientos de nombres, fechas y mensajes triviales cubren su superficie: Lo que fue un mirador natural para los senderistas, con el tiempo se fue transformado en un lienzo de pinturas y rayados.

Vista al robledal y a la cumbre, desde sendero El Andinista, sector Granizo. Simón Olfos.

Los rayados – la problemática

Silenciosamente y durante décadas, la cumbre fue sufriendo la intervención de visitantes que, sin medir las consecuencias, fueron dejado su huella en las rocas, mediante pinturas y marcas con aerosoles. Se estima que los rayados abarcan un área superior a 4.500 m² en la zona cumbrera, con inscripciones que datan de fines del siglo XIX hasta la actualidad. Este escenario se fue paradójicamente naturalizando, lo que atrajo cada vez más y más rallados, que cubren hoy una parte muy significativa de la parte más alta de este cerro. Como también otros lugares del parque, como algunas rocas en el sector de La Mina, Placa de Darwin, entre otros.

Distintos rayados e inscripciones, se distingues colores y tipos de pinturas por épocas. Fotos por Simón Olfos

En la zona cumbrera, casi la totalidad de las rocas tiene al menos una marca antrópica. Las pinturas que tanto hemos normalizado generan un contraste abrupto con las increíbles postales que ofrece esta cumbre. Fotos por Simón Olfos.

Una respuesta

Frente a esta situación, desde distintas personas de la comunidad surgió la iniciativa de poder realizar algo concreto al respecto, así nace el proyecto “Por una cumbre sin rayados”, impulsada por la Fundación Andestrek, quienes desde el 2012 han levantado esta iniciativa, para poder alcanzar la meta de limpiar la totalidad de los rayados del Parque, con foco en la zona cumbrera. Marcos Liberona, presidente y fundador de Andestrek, expresa que el objetivo es claro: recuperar y proteger la integridad de las rocas y la biodiversidad de la cumbre, evitando que los rayados sigan dañando este patrimonio natural.

El proyecto utiliza productos biodegradables y no tóxicos, principalmente un gel ecológico probado en laboratorio y terreno que disuelve la pintura sin afectar el entorno natural de la cumbre.  

Limpieza de rocas en jornada con voluntarios, año 2021. Foto: Simón Olfos

Del ensayo a la acción

El primer ensayo se realizó en 2017, cuando el equipo de Andestrek en conjunto con la Escuela de ingeniería en Medio Ambiente de la Universidad de Valparaíso subieron al sector de La Mina y a la cumbre para probar distintos métodos de limpieza. Los resultados fueron positivos, por lo que era posible eliminar los rayados sin dañar la roca ni la flora-fauna nativa. Gracias a esto, el proyecto fue oficialmente aprobado en convenio de colaboración con CONAF en 2020.

Más que limpieza: Educación y conciencia

Esta acción es también un acto de conciencia ambiental, la remoción de los rayados no es solo estética, es una forma de generar respeto por nuestro patrimonio natural local y nacional. Cada vez que se realiza una jornada de trabajo, los visitantes del Parque observan y participan colaborando con subida de materiales al sector donde se trabaja, logrando así que comprendan la problemática y se visibilice la labor que hacen los voluntarios. 

A su vez, el proyecto busca ser un mensaje directo para toda la comunidad, tanto de las comunas vecinas, como de todo el país, con el fin de lograr un respeto hacia los espacios naturales y la relación de las personas que visitan los cerros. Especialmente los que tienen mayor acceso al público general. 

Trabajo y Jornadas de Voluntariado

Desde el piloto en 2017 hasta el presente año, se han ido realizando distintas jornadas con voluntariados de la región, para así ir avanzando en esta gran empresa. La limpieza exige a cada voluntario estar bastantes horas destinados a una sola roca, por lo que el trabajo es arduo y la logística incluye estar subiendo más de un día durante los fines de semana, en algunos casos acampando en el cerro. 

Resultados post limpieza de rocas. Foto: Simón Olfos.
Antes y después en la zona de cumbre, resultados de la última jornada de voluntariado en septiembre de 2025. Gentileza de Bruno Durán.

A medida que se van limpiando las pinturas se van observando antiguas marcas a martillo y cincel de los antiguos montañistas, varias del siglo XIX, la más antigua data del 2 de enero de 1853. Esto permite ir descubriendo inscripciones, nombres y fechas de los ascensionistas de estas cumbres, de cuando ni siquiera existía el primer club formal de montaña en Chile.

Marcas antiguas en las rocas. Foto: Simón Olfos.

¡Tú también puedes ser parte!

Si quieres ser parte de esta experiencia, la Fundación Andestrek recibe apoyo logístico y voluntario a través de su sitio web: fundacionandestrek.cl, al correo [email protected], o en Instagram @lacampanasinrayados.

Si te animas a cooperar y deseas hacer un aporte a este proyecto de restauración ambiental, lo puedes realizar a la siguiente cuenta:

FUNDACIÓN ANDESTREK
RUT: 65.100.992-8
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BANCO SCOTIABANK
979263589
EMAIL: [email protected]

Mirador zona La Mina del Parque La Campana. Simón Olfos.