Ficha Resumen
Información general
Cerro Renca
Acceso libre
Ubicación: Chile, Región Metropolitana
Sector: Santiago
Ciudad más cercana:
Altitud:
903 m. IGM E-058 (Hoja Santiago)
Coordenadas:
Lat: -33° 23' 26.6"
Lon: -70° 42' 39.2"
Ascenso precolombino
Rutas
Libro de cumbre
Último Publicado
Publicado el 18/05/2023
El Renca es la cima del accidente geográfico conocido como los Cerros de Renca, el cual se emplaza en el límite de las comunas de Renca y Quilicura, en la Región Metropolitana. Su extensa superficie de 838,67ha corresponde al conjunto de varios cerros: Renca, Colorado y Lo Ruiz, además de tres cerros menores llamados cerro La Cruz, Las Perdices y La Cueca; ubicados al extremo del cerro Colorado el primero, adyacente al Lo Ruiz el segundo y a los pies del Renca el tercero. Sin embargo, dada la proximidad de este conjunto de cerros, los Cerros de Renca se concibe como una sola unidad.
En comparación a otros cerros de Santiago, Cerros de Renca se encuentra más alejado de los cordones cordilleranos y por ende su situación de isla es del todo evidente. Dado su tamaño, es identificable a escala comunal y metropolitana. De ahí que su cima más alta (903m) haya sido el lugar elegido para instalar la gran cruz blanca con motivo de la visita del Papa Juan Pablo II en 1987, hito conservado hasta hoy; o bien, que su ladera sur haya sido el sitio para exponer las enormes letras blancas que conforman el nombre de la comuna "Renca".
El cerro está rodeado por importantes vías conectoras que forman un anillo: La circunvalación Américo Vespucio por el norte, la Autopista Costanera Norte por el sur, y la Panamericana por el oriente. El crecimiento de la ciudad ha llegado hasta sus pies generando incluso situaciones de remonte. Sus faldeos oriente, norte y sur son mayoritariamente residenciales, mientras que los faldeos poniente y nor-oriente presentan un carácter industrial. El cerro es en su mayoría propiedad privada, y está dividido en terrenos de diferentes tamaños. La mayoría de estos predios se conservan eriazos, a excepción del Cementerio Quilicura emplazado en su ladera poniente, o del bosque de eucaliptus en su ladera oriente; plantado y mantenido por la empresa Harting en terrenos de su propiedad.
El cerro Renca se encuentra en un estado de degradación evidente. Pero no siempre fue así. Se cree que antes de la llegada de los españoles este cerro tenia fértiles chacras y era rico en cobertura arbórea, presentando la especie Achyrophorus chilensis-denominada "Renka" en quechua-en los sectores de mayor humedad. Pero la utilización del cerro para obtener talaje acabó degradando su vegetación; y en la actualidad la existencia de árboles es remota. Sólo se aprecian pastos estacionales que le proporcionan mínimos cambios de tonalidades durante el año. Esta condición, junto al hecho de que la basura se vierte ilegalmente en el cerro, han causado recurrentes incendios haciendo aún más difícil lograr reforestar. Además, actualmente es común encontrar vehículos todo terreno que circulan libremente por el cerro, dañando la mínima cobertura vegetal existente. Si bien se presentan actividades recreativas, no existe ningún tipo de infraestructura que acoja al visitante.
En la última década, diversas iniciativas de uso se han planteado y algunas plasmado sobre la fisonomía del lugar, principalmente bajo la figura del nuevo Parque Metropolitano Cerros de Renca, impulsado por la Municipalidad del mismo nombre y que, de manera incipiente, aborda la conservación de la naturaleza de estos entornos. Sin embargo, este proyecto solo se emplaza en el área de los cerros perteneciente al Municipio de Renca, en la ladera sur de estos, sin considerar la superficie restante, ubicado al lado norte y bajo la administración del Municipio de Quilicura. En estos terrenos, la mayoría privados, es posible encontrar hábitats y especies adaptadas a las condiciones de este entorno, como las poblaciones xerófitas compuestas por las últimas cactáceas del lugar, los quiscos (Echinopsis chilensis), especie endémica que antiguamente se encontraba acompañada por los chaguales (Puya chilensis) que la gente agotó para consumo humano y cactáceas globulares (Eriosyce curvispina) que fueron extraídas para coleccionismo. Esto es un pequeño testimonio que visibiliza la fragilidad de estos ecosistemas ante las dificultades administrativas y las acciones directas de personas con poca conciencia ecológica. Lo anterior, torna urgente la generación de estrategias y medidas efectivas que permitan preservar el patrimonio natural y cultural de estos espacios.