Ficha Resumen

Información general

Nevado Verónica

Acceso libre

Ubicación: Perú, Cuzco

Sector: Cordillera de Urubamba

Ciudad más cercana: Cuzco

Altitud:

5682 m. Desnivel
5750 m.

Año Primera ascensión: 1956

Primeros ascensionistas:

T. De Booy (NL), C.G. Egeler (NL), R. Jenny (CH), Lionel Terray (FR)

Coordenadas:

Lat: -13° 9' 54" (WGS 84)
Lon: -72° 19' 35"

Rutas

Ruta

Dificultad

Libro de cumbre

Montaña

Nevado Verónica (5682 m.)

Primer colaborador: Alfredo Zuñiga

Rutas:

Publicado el 22/04/2010

Presentación

El nevado Verónica se alza al noroeste de Ollantaytambo, principal poblado del valle del río Urubamba o Vilcanota. Constituye el punto más elevado de la cordillera de Urubamba, un escarpado cordón de la región andina de Cuzco que domina el valle sagrado de los incas y se caracteriza por las intensas precipitaciones que recibe y los extensos glaciares que alberga. La abrupta vertiente suroeste del nevado es reconocible desde el Camino del Inca e incluso desde las ventanas del tren que une Cuzco con Macchu Picchu.


El Verónica fue originalmente llamado Waynawillca (Joven Sagrada) (1) y durante el incanato tuvo gran importancia ceremonial, toda vez que se contaba entre los entes tutelares o Apus y era considerado un protector de la agricultura. En 1536, sin embargo, tras sublevarse contra sus aliados españoles, Manco Inca fue derrotado a manos de Francisco Pizarro, quien lo obligó a abandonar Cuzco y refugiarse en Vilcabamba, donde fundó el imperio independiente homónimo. Durante su retirada, cruzó el abra de Málaga, bajo la arista nororiental del Waynawillca, que desde entonces pasó a denominarse Wakaywillque, que en quechua significa “Lágrima Sagrada”, en recuerdo de la tristeza por la pérdida del imperio y el exilio de la dinastía Inca. Más tarde, los españoles relacionaron el nombre quechua con la “Llorona Verónica”, una leyenda profusamente divulgada en la América colonial y que explica el nombre con que actualmente se conoce al macizo.


Su primera ascensión se realizó en 1956 por el guía francés Lionel Terray, los geólogos holandeses C .G. Egeler y Tom De Booy y el suizo Raymond Jenny, quienes instalaron un campamento a 4700m en su lado norte, desde donde lo reconocieron durante varios días antes de encontrar una ruta a la cara noreste. Usando cuerdas fijas, subieron 300 metros para acampar en una pequeña plataforma de nieve justo debajo de la cresta de la pared, desde donde acometieron la comprometida escalada final que les tomó 9½h. Su estilizada forma piramidal y las dificultades que impone, lo han convertido en el objetivo y obsesión de montañistas de todo el mundo. Los primeros peruanos en coronar su cumbre fueron Alfredo Zuñiga y Jorge Sirvas, ambos del Club de Andinismo del Cuzco, quienes en 2009 y después de tres días de ascensión, abrieron una variante a la ruta original de Terray.


Nota

(1) "... Y es así que después de partir del valle del Qosqo en busca de comida para su pueblo, Salcantay llegó a la tierra de los Antis, donde conoce a la hermosa y joven princesa Huaynawillca. Los dos jóvenes se enamoraron en el acto, ante la desaprobación del guerrero pueblo Anti, que decidió expulsar de sus tierras a Salcantay. Ante la amenaza a su amor, los dos jóvenes decidieron huir con rumbo al valle del Qosqo, donde Salcantay era respetado y podrían vivir juntos por siempre, sin embargo, el pueblo Anti, sintiéndose burlado, persiguió a los novios hasta las cumbres de la cordillera, donde sacrificaron a su propia princesa, prefiriéndola muerta a que en brazos de Salcantay. El guerrero cusqueño, furioso ante la muerte de su amada, inició fiera lucha contra el pueblo Anti, al que exterminó por completo. Los dioses, ante tan grande derramamiento de sangre, decidieron convertir a Salcantay en montaña, para que no hiciera más daño a los hombres, pudiera dar de comer a su pueblo y cuidara a Waynawillca, que también fue convertida en montaña ..." (Leyenda tradicional cusqueña).


Referencias

  • Garcilaso de la Vega, Inca (1800), "Comentarios Reales de los Incas", Tomo VII, Imprenta de Villalpando (pág. 244).
  • Terray, Lionel (2002), "Los Conquistadores de lo Inútil", Ediciones Desnivel (pág. 355).