Presentación

El cerro Blanco está ubicado en la zona norte del cordón del Plata, en las nacientes de las quebradas del cajón Escondido y de los Novillos Muertos, afluentes del Alumbre. Tal como lo describiera en el boletín del Club Andinista Mendoza el recientemente fallecido pionero del montañismo argentino, Alfredo Magnani, “es este cerro el punto más septentrional del Cordón del Plata y ha merecido el nombre de Blanco por el color claro que caracteriza a las rocas que forman su cumbre y su pared Sureste. Según estudios realizados por el profesor Dr. Juan Corominas, los indígenas antiguos habitantes de esas regiones lo llamaban Olonquimini (...) Desde su cima parte gran cantidad de cuchillas, que invaden los cuatro puntos cardinales".

La primera ascensión se realizó en 1943 por los montañistas mendocinos Pablo Giannacari, Segundo Mendoza y Pedro Ugalde, y el catalán Juan Corominas. En enero de 1945, Fernando Grajales junto a Hart y Mazzarini, realizan la segunda ascensión. En noviembre del mismo año Magnani logra la tercera victoria absoluta en compañía de Francisco Ibáñez. La ruta utilizada en los primeros años partía desde la estancia El Salto, para luego seguir por la quebrada de la Manga y después de cruzar el filo del cerro Salto, acceder al “Cajón Escondido”. Luego se volvía a cruzar otro portezuelo a 4000m para alcanzar la vertiente norte del cerro, en las nacientes de la quebrada Novillos Muertos. Actualmente la ruta más utilizada es desde la quebrada del Salto, punto de partida para otros “cincomiles” de la zona, siguiendo el filo sur que lo une al cerro Agustín Álvarez.

El Blanco constituye un excelente mirador debido a su estratégica ubicación, justo en el “quiebre” que se produce en la orientación del cordón del Plata, lo cual permite tener una visión de la vertiente oeste de las demás cumbres del cordón, como también una privilegiada vista de la quebrada y macizo de la Jaula y del valle de Uspallata. Aún después de tantos años desde su primera ascensión, continúa siendo poco frecuentado dada su lejanía a los centros poblados y su larga aproximación en comparación con otras cimas del cordón. Para intentar el ascenso hay que considerar tres o cuatro días de actividad.

Referencia

• Club Andinista Mendoza (1945). Revista “Nuestras Montañas”.